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lunes, 1 de junio de 2015

Turismo Rural Sustentable

El espacio rural en México, un territorio que debemos cuidar y aprovechar de manera sustentable.

Parte fundamental para desarrollar las actividades de un turismo rural sustentable es el espacio rural; la Organización Mundial de Turismo define al turismo rural como, “las actividades turísticas que se realizan en el espacio rural y que tienen como fin interactuar con la vida rural, conocer las tradiciones y la forma de vivir de la gente y los atractivos de la zona”.

A través de esta reflexión, haremos un breve recorrido para analizar el concepto de “lo rural” sin mayor pretensión que exponer una particular visión con respeto a un enfoque multidisciplinario con el que debería tratarse.

En primera instancia, hablar de espacio rural es asociarlo al campo, y visto así, es necesario revisar parte del proceso que en estos espacios se ha vivido. Uno de los que sin duda marcó, aunque no fue privativo a la dinámica del campo, el efecto sistémico de los cambios en el orden político y económico que se produjeron a nivel mundial entre los ´80 y toda la década de 1990, entre ellos se puede nombrar el desmembramiento de la U.R.S.S. el inicio de la expansión y dominio del sistema capitalista y el surgimiento de un nuevo escenario macroeconómico debido al auge del comercio internacional (Bonfanti: 2013).

Además de los efectos macroeconómicos, otros acontecimientos que impactaron en alguna medida al campo mexicano, sobre todo a una gran mayoría de campesinos y pequeños productores por estar en una débil postura frente a un mercado global: El ingreso de México en 1986 al Acuerdo General de Comercio y Aranceles (GATT) y en 1994 al Tratado del Libre Comercio de América del Norte.

Sin duda, son antecedentes importantes a lo que actualmente se dibuja en el medio rural mexicano, siendo la pobreza uno de los principales problemas. La cuarta parte de pobreza de la totalidad que vive el país se ubica en el territorio rural, pero en pobreza extrema suman las dos terceras partes;  esta circunstancia se torna paradójica al contenerse en ellos una gran parte de la riqueza en patrimonio natural y cultural que tiene el país.

La política para el desarrollo rural en México a través de sus distintos programas, dedica un recurso importante a este sector, sin embargo, los índices de pobreza extrema persisten. Llama la atención que el turismo rural no figura como una política clara y precisa dentro de esta política; por otra parte, en la Secretaría de Turismo tampoco figura el concepto como tal. Por tanto, se puede entender que hay un vacío en materia de desarrollo rural sustentable en la línea del turismo rural.  

Según el estudio de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe)  a través de Adrián Rodríguez y Javier Meneses generado en 2010 y titulado “Condiciones Socioeconómicas y Laborales en los Hogares Rurales en 12 países de América Latina”, muestra los cambios que ha sufrido la ruralidad latinoamericana durante las últimas dos décadas. Indica el documento que tres fueron las transformaciones más significativas en el mercado de trabajo rural durante la década anterior: la reducción en el peso del empleo agrícola, el incremento en el empleo de las mujeres en actividades no agrícolas y el incremento del empleo asalariado. La proporción económicamente activa (PEA) rural empleada en la agricultura en México era del 37,2%. En este mismo caso, la participación de las mujeres en el mercado de trabajo rural fue del 79,7%. 

Entre los principales hallazgos de la investigación, aparece que los 12 países objeto de estudio enfrentan retos de política de diferente naturaleza;  Aquellos con economías rurales tradicionales como sería el caso México, encaran el doble reto de reducir la pobreza y de diversificar la economía rural. Señala además que para las economías predominantemente agrícolas modernas la prioridad parecería ser el diversificar la base económica de economía rural, por ejemplo, fortaleciendo cadenas agroalimentarias y apoyando el desarrollo de actividades no agrícolas vinculadas a la agricultura, tal como el turismo rural.

Antes de concluir, es importante destacar que la definición de “rural”, por lo general se acota exclusivamente al tamaño de la población y sigue siendo un marco de referencia fundamental para la elaboración de la política pública en México (González y Larralde: 2013). En este sentido, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) define como rural las localidades de 2 500 y menos habitantes.  No obstante, como los mismos autores señalan, desde la década de 1990 a la fecha esta posición se ha cuestionado por ser una visión en extremo simplista.

Según estudios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en México, prácticamente toda la producción de alimentos se origina en el sector rural (incluyendo la pesca), de manera que la oferta sectorial es fundamental en la seguridad alimentaria.

Además de la importancia del sector rural para asegurar la producción de alimentos, del suelo rural se pueden obtener energías alternativas como los biocombustibles que ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y lo no menos importante, es sostén de una megabiodiversidad y múltiples culturas en el caso de México.

Para reflexionar: ¿Qué acciones se deben tomar para mejorar las condiciones del espacio rural en México?, ¿Sería el turismo rural sustentable una buena opción que contribuya en: la conservación de los suelos, ecosistemas y medioambiente; la producción de alimentos bajo nuevos esquemas productivos que no amenacen el equilibrio ecológico, contando de este modo con una potente diferenciación en los productos turístico; el impulso a las producciones artesanales; la dignificación del trabajo de la mujer; el fortalecimiento económico; el fortalecimiento de la identidad colectiva; impulso a una gastronomía local sustentable?

miércoles, 27 de mayo de 2015

Comunidades con grandes atractivos, alejadas de la mirada turística.

Al cuestionamiento que algunas personas se hacen al conocer una comunidad rural o indígena y quedarse impresionados por una parte, por la gran cantidad de atractivos que encuentran y por la otra, una visible pobreza y marginación, sin duda una respuesta vendría a ser que aún falta mucho por hacer en el terreno del turismo rural y comunitario sostenible.

El turismo sostenible según la definición de la Organización Mundial de Turismo, es el turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.

Concebido así, el turismo implica una serie de acciones que se ejecutan desde y con la comunidad local y tienen que ver con el cuidado del medio ambiente, respeto a las culturas, aprovechamiento de los saberes tradicionales, producciones emblemáticas, generación de nuevas fuentes de empleo, integración de diversos actores locales al negocio turístico, desarrollo cultural en beneficio de la propia comunidad y de quienes los visitan, capacitaciones para llegar a buen fin un plan de negocio que se define previamente, además de aprender las herramientas necesarias para el servicio turístico.

¿Cómo lograría una comunidad concebirse ante un panorama turístico y desde allí una oportunidad para su desarrollo? 

Lo fundamental ante todo es tomar conciencia de manera colectiva que existe una necesidad y una solución posible a través de una estrategia turística. La realidad de gran número de comunidades rurales e indígenas en México se retrata con rezagos en aspectos que van desde la vivienda, alimentación, salud, educación, desarrollo humano, entre otros aspectos que se reflejan en una situación de pobreza, desigualdad, falta de fuentes de empleo, migración, inseguridad entre otros aspectos negativos.

Identificar y accionar un proceso de transformación colectiva en una comunidad rural o indígena no es un proceso sencillo, la razón principal es la complejidad en la toma de acuerdos colectivos.  Por otra parte, y quizá el mayor reto, el cómo llevar adelante una idea o proyecto.  En esta parte del proceso es donde se quedan muchas intenciones y esfuerzos realizados por la comunidad, porque si bien, puede contarse con un muy buen proyecto, la inversión que requiere para su implementación, es una seria dificultad.

En nuestro país, existen diversos programas en los tres niveles de gobierno, cuyo objetivo es atender a las comunidades más pobres y marginadas del sector rural para contribuir a su desarrollo, pero al mismo tiempo, estos programas no son suficientes para atender la enorme población que lo necesita o bien, insuficientes en su alcance.

Nos encontramos ante esta problemática que aún sin definirla a cabalidad, se puede visualizar desde la inexistencia de una clara y precisa política pública para el desarrollo de un turismo sostenible hacia las comunidades rurales e indígenas. El abordaje de "territorio rural" es un tema mucho más amplio que los aspectos que aquí se pueden llegar a tocar, sin embargo, es claro que por la misma complejidad que gira en su entorno, un turismo sostenible aplicado en el medio rural no sería del todo atendido si no se contempla de manera sistémica.  

La reflexión sería entonces, ¿A qué organismo de gobierno le corresponde generar y aplicar una política que cuente con planes y programas que hagan posible la integración de los diversos ámbitos para desarrollar un turismo rural sustentable? ¿A SECTUR?, ¿SEMARNAT?, ¿SAGARPA?, ¿CDI? ¿CONACULTA?, ¿SECRETARÍA DE ECONOMÍA?