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viernes, 8 de abril de 2016

¿Por qué es tan importante el tema de Género en las políticas públicas sobre Cambio Climático?

El cambio climático es un problema global que afecta a todos; es una constante preocupación para la sociedad y gobiernos; rebasa la agenda ambiental de las políticas públicas para constituirse en tema focal cuando de género, economía, sociedad, salud, educación, producción alimentaria, energía y desarrollo en general se trata.

Según Lorena Aguilar, Consejera Mundial de Género, entre 1970 y 2010 ocurrieron 960 grandes desastres naturales, cifras nunca antes registradas; el promedio de personas expuestas a inundaciones cada año se incrementó en un 114 %, la exposición física a los ciclones tropicales aumentó un 192 %. En México, los daños económicos pasaron de un promedio anual de 730 millones en el período de 1980-1999 a 21,950 millones para el período 2000-2012.

Las personas en pobreza, están más expuestas a los efectos del cambio climático por su dependencia entre otros factores, a los recursos ecológicos, sumada a problemáticas de salud y a su limitado acceso a recursos económicos e institucionales, esto los anota en un sector vulnerable y con menos capacidad de adaptación a dichos cambios.

A nivel mundial, es la mujer la más vulnerable; no es por su naturaleza de género, sino por la desventaja que tiene en relación al acceso a ciertos activos como son la tenencia de la tierra, crédito, insumos agrícolas, la participación en la toma de decisiones, tecnológicos, financieros, entre otros.

Continuando con la aportación de Lorena Aguilar, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres, podrían aumentar los rendimientos de sus tierras de un 20 a un 30 %. Esto podría aumentar la producción agrícola total en los países en desarrollo de un 2.5 a 4 %.

A la mujer, históricamente, sobre todo en nuestro país, se le ha asignado un rol de ser responsable ante la conservación de la biodiversidad, al almacenar semillas, cuidado del agua y de los animales domésticos, domesticar y usar plantas silvestres y medicinales, uso de recursos naturales para elaborar artesanías, ha construido desde tiempos antiguos, con base en ingredientes que la naturaleza le regaló, lo que hoy nos enorgullece, una cocina patrimonial mexicana.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Instituto Nacional de las Mujeres de México sostienen que la desigualdad de género es un factor de base que contribuye a incrementar la vulnerabilidad social frente a los efectos del cambio climático. Las relaciones de género son una pre-condición de las habilidades sociales para anticiparse, prepararse, sobrevivir, resistir y recuperarse de un desastre.

Así, en México, el tema de género y cambio climático tienen fuerte presencia en las políticas públicas, en el Plan Nacional de Desarrollo es el género una estrategia transversal, Proigualdad tiene 35 líneas de acción vinculadas a género, medio ambiente y cambio climático, en el Programa Especial de Cambio Climático son ocho líneas de acción sobre género, por mencionar algunos.

En resumen, todos estamos comprometidos a aportar para hacer frente a esta problemática, pero es la Mujer, en quien recae mayormente un cambio, comenzando por conocer todo lo referente al tema. Ayudemos cada una de nosotras a unir nuestros esfuerzos individuales para disminuir la vulnerabilidad y generar mayor resiliencia ante los embates del cambio climático. 


Mtra. Olivia Bringas Alvarado
Directora de Tierra y Turismo México Consultores, S.C.

Facebook: olivia.bringas
Twitter: @Oli_bringas

(Algunos elementos del texto, fueron extraídos del material que distintas instancias públicas del Gobierno Federal y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo generaron para abordar el tema Género y Cambio Climático)

miércoles, 6 de abril de 2016

Estándares de calidad del servicio turístico en zonas rurales e indígenas.

Olivia Bringas Alvarado*

Unos de los primeros aspectos al momento de evaluar el índice de calidad en una empresa comunitaria que presta servicios turísticos, es el orden y la limpieza. Ocurre que con frecuencia, la mirada cotidiana no alcanza a percibir que hay condiciones y elementos que obstaculizan, o hacen lentos los procesos de trabajo diario, que dan por resultado una baja productividad y poca eficiencia en el servicio.

Para analizar un poco el concepto de calidad, un referente importante en el tema, es Japón; logró grandes avances a partir de la Segunda Guerra Mundial, al crear una estrategia para lograr la calidad y eliminar obstáculos para tener una producción eficiente. Así surgió el principio de las 5 “s” que es por las palabras japonesas que inician con la letra “s”, que significan clasificar, orden, limpieza, limpieza estandarizada y disciplina. Asimismo, existen algunos otros métodos para aplicarlos en la mejora continua de las empresas como el Círculo de Deming, o el Decálogo del Desarrollo del peruano Octavio Mavila Medina.

Es fácil imaginar un lugar desordenado y descuidado, que al momento de llegar un turista a solicitar un servicio, así como llegó, se retire de inmediato. Porque nadie está dispuesto a pagar más por un servicio, que sea menor a sus expectativas; por lo tanto, y aquí entra otro tema ligado al marketing, convendría conocer cuáles son las expectativas del turista que viaja a un medio rural o indígena.

Por lo regular, no son los objetos suntuosos o una fastuosa construcción lo que el turista espera encontrar, más bien, busca cubrir sus necesidades de alimentos, bebidas y descanso en un lugar apacible con condiciones seguras, de calidad y en algunos casos, de ser posible en la oferta del lugar, satisfacer sus gustos más exigentes, luego de haber disfrutado de actividades y apreciado lo que el medio rural ofrece: contacto con naturaleza, cultura, paisaje, gastronomía, artesanía, salud, tradiciones, costumbres y tantos otros atractivos más.

Cuando el turista ocupa de un servicio, no sabe ni tiene por qué enterarse de los procesos internos que el servicio conlleva, pero en cambio percibe de inmediato el resultado de haber sido aplicados, lo siente a través de un ambiente agradable, ordenado, higiénico, confiable, seguro, que cumple sus expectativas y paga gustosamente el costo establecido.

El tamaño o inversión de la organización o empresa comunitaria no es una variable que impacta mucho cuando de calidad se trata, desde el momento en que ofrece un servicio debe de establecer prácticas o procedimientos para contribuir de manera sustentable a la mejora del servicio, comenzando por la parte de los recursos humanos, registros, control, prácticas en manejo de los recursos naturales, energía, paisaje, áreas verdes, materiales de construcción, mobiliario, ambientación, ventilación, iluminación, almacenamiento, manejo de residuos, etc.

Tratándose de alimentos, es un tema aparte, que requiere de procedimientos específicos para su manejo y cuidado. Las empresas de turismo en las zonas rurales, regularmente tienen poco acceso a procesos de capacitación y certificaciones de calidad promovidos por instancias gubernamentales del área del turismo, sin embargo esta circunstancia, no es motivo para que no se lleven a cabo, o se dejen al margen por desconocimiento.

Existen servicios profesionales especializados dedicados a ofrecer asesoría de manera particular, para aplicar los principios de calidad, mediante el establecimiento de manuales internos de buenas prácticas y procedimientos. Es lo recomendable para cumplir con la calidad que deberían tener las organizaciones  en el medio rural e indígena que ofrecen un servicio turístico y en conjunto con otras empresas locales, representar un destino diferenciado.



*Directora de Tierra y Turismo México Consultores, S.C.

Consultoría especializada en turismo rural sustentable, desarrollo 
de proyectos comunitarios, procesos de calidad en la empresa rural 
y diseño de rutas turísticas.

Solicite mayores informes:
E-mail: oliviabringas@gmail.com
Cel. +52 1 6621390602

viernes, 1 de abril de 2016

Ante el auge que está retomando el Turismo Rural en el Estado de Sonora, una oportunidad para generar emprendimientos locales.

Después de que las autoridades locales dieron a conocer los resultados por afluencia turística a los distintos destinos del estado durante la semana santa 2016, es notorio el interés que hubo por parte de los vacacionistas por elegir los destinos rurales.
Justamente después del período vacacional, la gobernadora Claudia Pavlovich, anunció una importante inversión para fortalecer la infraestructura turística en algunos municipios como son, Álamos, Huatabampo, Cananea, Guaymas, Magalena de Kino, Banámichi y Cajeme.
La inversión es para rehabilitar estacionamientos, construcción de palapas y asadores, remodelación de servicios sanitarios, construcción de juegos infantiles, remodelación de plaza, construcción de un mirador escénico, entre otras.
Ante el inminente escenario de oportunidades, surge la necesidad de definir un marco normativo que contribuya a fomentar decididamente el turismo rural en el estado. Crear esquemas que faciliten la generación de emprendimientos locales, un fideicomiso de fondos mixtos para apoyo y financiamiento apropiado a las condiciones particulares de cada región, asistencia técnica para desarrollo de proyectos, capacitación, desarrollo e innovación de productos, sistemas de calidad en el servicio, mecanismos para el cuidado del medio ambiente en los emprendimientos turísticos, entre otros aspectos necesarios para impulsar a otro nivel el turismo de las zonas rurales e indígenas del estado.
En el vasto territorio sonorense además de contar con diversidad de ecosistemas y culturas, también es muy importante la aportación que su gente puede hacer para el turismo; por un lado por sus cualidades como personas, por otra parte, por la oportunidad de sumarse a un desarrollo que les garantice una mejor calidad de vida y arraigo a sus lugares de origen.
Mientras tanto, desde nuestra perspectiva, en los municipios y cada una de las regiones con potencial turístico, convendría identificar grupos comunitarios, mujeres, jóvenes, emprendedores, productores, artesanos, prestadores de servicios de alojamiento y alimentos, proyectos ecoturísticos, cinegéticos, historiadores, cronistas, promotores culturales, entre otros actores locales, además de reunir información y datos específicos que sirvan de base para establecer planes de acción turística a corto, mediano y largo plazo.
Por lo que respecta a la imagen identitaria de estos territorios que a la vez configura el sostén para una marca turística regional, está conformada por un paisaje natural y cultural variado y diverso, gastronomía regional, patrimonio histórico, arqueológico, paleontológico, arquitectónico, medicina tradicional, herbolaria, historias y leyendas, personajes y gestas históricas, tradiciones, costumbres, producción artesanal, música tradicional, talento creativo, producciones agropecuarias y mucho más.
Además, es importante observar que a través del modelo de turismo propuesto es posible contribuir con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible promovida por las Naciones Unidas, que establece criterios para la reducción de las desigualdades, fin de la pobreza, igualdad de género, trabajo decente y crecimiento económico, comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, hacer frente al cambio climático, cuidado de los ecosistemas terrestres, cultura para la paz y la justicia.
Ante esta perspectiva, un campo de oportunidades se encuentra en las zonas rurales e indígenas para detonar emprendimientos locales de turismo sostenible.
Fotografía tomada por Lupita Ortega
Fotografía: Lupita Ortega

lunes, 21 de marzo de 2016

Una forma muy efectiva de invitar al consumo

Una forma muy efectiva de invitar al consumo.

Es común ver los promocionales que nuestro vecino estado de Arizona nos hace llegar, sobre todo en temporadas vacacionales. Esta vez no es la excepción, tengo en mis manos un ejemplar gratuito denominado ARIZONA que se distribuye como parte de un periódico de cobertura sonorense; el promocional atrapa mi atención y reviso.

Este año celebran el primer centenario de la organización que vela por el patrimonio cultural y natural de los Estados Unidos, e invitan a conocer los 22 parques nacionales que el estado posee, 10 sitios de patrimonio natural nacional y 1 sitio patrimonio de la humanidad. Se estima que el Sistema de Parques Nacionales en este estado recibe casi 11 millones de visitantes anualmente.

Tienen mucho que ofrecer en materia turística, eso no se pone en duda, así como tampoco se cuestiona que es un estado muy visitado por sus atractivos naturales y culturales, sin embargo, aunque no cuento con información al respecto, me atrevería a afirmar que el principal motivo de viajar a ese destino por parte de los mexicanos que vivimos en territorio sonorense y sinaloense, son las compras.

Mi reflexión al respecto es que funciona muy bien su “promoción turística” antepuesta a la gran cantidad de promoción comercial que también integran en las páginas internas del ejemplar impreso. 
La estrategia de invitar a consumir sus productos comerciales a través de la promoción que de su patrimonio natural y cultural hacen, es extremadamente efectiva.

lunes, 1 de junio de 2015

Turismo Rural Sustentable

El espacio rural en México, un territorio que debemos cuidar y aprovechar de manera sustentable.

Parte fundamental para desarrollar las actividades de un turismo rural sustentable es el espacio rural; la Organización Mundial de Turismo define al turismo rural como, “las actividades turísticas que se realizan en el espacio rural y que tienen como fin interactuar con la vida rural, conocer las tradiciones y la forma de vivir de la gente y los atractivos de la zona”.

A través de esta reflexión, haremos un breve recorrido para analizar el concepto de “lo rural” sin mayor pretensión que exponer una particular visión con respeto a un enfoque multidisciplinario con el que debería tratarse.

En primera instancia, hablar de espacio rural es asociarlo al campo, y visto así, es necesario revisar parte del proceso que en estos espacios se ha vivido. Uno de los que sin duda marcó, aunque no fue privativo a la dinámica del campo, el efecto sistémico de los cambios en el orden político y económico que se produjeron a nivel mundial entre los ´80 y toda la década de 1990, entre ellos se puede nombrar el desmembramiento de la U.R.S.S. el inicio de la expansión y dominio del sistema capitalista y el surgimiento de un nuevo escenario macroeconómico debido al auge del comercio internacional (Bonfanti: 2013).

Además de los efectos macroeconómicos, otros acontecimientos que impactaron en alguna medida al campo mexicano, sobre todo a una gran mayoría de campesinos y pequeños productores por estar en una débil postura frente a un mercado global: El ingreso de México en 1986 al Acuerdo General de Comercio y Aranceles (GATT) y en 1994 al Tratado del Libre Comercio de América del Norte.

Sin duda, son antecedentes importantes a lo que actualmente se dibuja en el medio rural mexicano, siendo la pobreza uno de los principales problemas. La cuarta parte de pobreza de la totalidad que vive el país se ubica en el territorio rural, pero en pobreza extrema suman las dos terceras partes;  esta circunstancia se torna paradójica al contenerse en ellos una gran parte de la riqueza en patrimonio natural y cultural que tiene el país.

La política para el desarrollo rural en México a través de sus distintos programas, dedica un recurso importante a este sector, sin embargo, los índices de pobreza extrema persisten. Llama la atención que el turismo rural no figura como una política clara y precisa dentro de esta política; por otra parte, en la Secretaría de Turismo tampoco figura el concepto como tal. Por tanto, se puede entender que hay un vacío en materia de desarrollo rural sustentable en la línea del turismo rural.  

Según el estudio de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe)  a través de Adrián Rodríguez y Javier Meneses generado en 2010 y titulado “Condiciones Socioeconómicas y Laborales en los Hogares Rurales en 12 países de América Latina”, muestra los cambios que ha sufrido la ruralidad latinoamericana durante las últimas dos décadas. Indica el documento que tres fueron las transformaciones más significativas en el mercado de trabajo rural durante la década anterior: la reducción en el peso del empleo agrícola, el incremento en el empleo de las mujeres en actividades no agrícolas y el incremento del empleo asalariado. La proporción económicamente activa (PEA) rural empleada en la agricultura en México era del 37,2%. En este mismo caso, la participación de las mujeres en el mercado de trabajo rural fue del 79,7%. 

Entre los principales hallazgos de la investigación, aparece que los 12 países objeto de estudio enfrentan retos de política de diferente naturaleza;  Aquellos con economías rurales tradicionales como sería el caso México, encaran el doble reto de reducir la pobreza y de diversificar la economía rural. Señala además que para las economías predominantemente agrícolas modernas la prioridad parecería ser el diversificar la base económica de economía rural, por ejemplo, fortaleciendo cadenas agroalimentarias y apoyando el desarrollo de actividades no agrícolas vinculadas a la agricultura, tal como el turismo rural.

Antes de concluir, es importante destacar que la definición de “rural”, por lo general se acota exclusivamente al tamaño de la población y sigue siendo un marco de referencia fundamental para la elaboración de la política pública en México (González y Larralde: 2013). En este sentido, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) define como rural las localidades de 2 500 y menos habitantes.  No obstante, como los mismos autores señalan, desde la década de 1990 a la fecha esta posición se ha cuestionado por ser una visión en extremo simplista.

Según estudios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en México, prácticamente toda la producción de alimentos se origina en el sector rural (incluyendo la pesca), de manera que la oferta sectorial es fundamental en la seguridad alimentaria.

Además de la importancia del sector rural para asegurar la producción de alimentos, del suelo rural se pueden obtener energías alternativas como los biocombustibles que ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y lo no menos importante, es sostén de una megabiodiversidad y múltiples culturas en el caso de México.

Para reflexionar: ¿Qué acciones se deben tomar para mejorar las condiciones del espacio rural en México?, ¿Sería el turismo rural sustentable una buena opción que contribuya en: la conservación de los suelos, ecosistemas y medioambiente; la producción de alimentos bajo nuevos esquemas productivos que no amenacen el equilibrio ecológico, contando de este modo con una potente diferenciación en los productos turístico; el impulso a las producciones artesanales; la dignificación del trabajo de la mujer; el fortalecimiento económico; el fortalecimiento de la identidad colectiva; impulso a una gastronomía local sustentable?

miércoles, 27 de mayo de 2015

Comunidades con grandes atractivos, alejadas de la mirada turística.

Al cuestionamiento que algunas personas se hacen al conocer una comunidad rural o indígena y quedarse impresionados por una parte, por la gran cantidad de atractivos que encuentran y por la otra, una visible pobreza y marginación, sin duda una respuesta vendría a ser que aún falta mucho por hacer en el terreno del turismo rural y comunitario sostenible.

El turismo sostenible según la definición de la Organización Mundial de Turismo, es el turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.

Concebido así, el turismo implica una serie de acciones que se ejecutan desde y con la comunidad local y tienen que ver con el cuidado del medio ambiente, respeto a las culturas, aprovechamiento de los saberes tradicionales, producciones emblemáticas, generación de nuevas fuentes de empleo, integración de diversos actores locales al negocio turístico, desarrollo cultural en beneficio de la propia comunidad y de quienes los visitan, capacitaciones para llegar a buen fin un plan de negocio que se define previamente, además de aprender las herramientas necesarias para el servicio turístico.

¿Cómo lograría una comunidad concebirse ante un panorama turístico y desde allí una oportunidad para su desarrollo? 

Lo fundamental ante todo es tomar conciencia de manera colectiva que existe una necesidad y una solución posible a través de una estrategia turística. La realidad de gran número de comunidades rurales e indígenas en México se retrata con rezagos en aspectos que van desde la vivienda, alimentación, salud, educación, desarrollo humano, entre otros aspectos que se reflejan en una situación de pobreza, desigualdad, falta de fuentes de empleo, migración, inseguridad entre otros aspectos negativos.

Identificar y accionar un proceso de transformación colectiva en una comunidad rural o indígena no es un proceso sencillo, la razón principal es la complejidad en la toma de acuerdos colectivos.  Por otra parte, y quizá el mayor reto, el cómo llevar adelante una idea o proyecto.  En esta parte del proceso es donde se quedan muchas intenciones y esfuerzos realizados por la comunidad, porque si bien, puede contarse con un muy buen proyecto, la inversión que requiere para su implementación, es una seria dificultad.

En nuestro país, existen diversos programas en los tres niveles de gobierno, cuyo objetivo es atender a las comunidades más pobres y marginadas del sector rural para contribuir a su desarrollo, pero al mismo tiempo, estos programas no son suficientes para atender la enorme población que lo necesita o bien, insuficientes en su alcance.

Nos encontramos ante esta problemática que aún sin definirla a cabalidad, se puede visualizar desde la inexistencia de una clara y precisa política pública para el desarrollo de un turismo sostenible hacia las comunidades rurales e indígenas. El abordaje de "territorio rural" es un tema mucho más amplio que los aspectos que aquí se pueden llegar a tocar, sin embargo, es claro que por la misma complejidad que gira en su entorno, un turismo sostenible aplicado en el medio rural no sería del todo atendido si no se contempla de manera sistémica.  

La reflexión sería entonces, ¿A qué organismo de gobierno le corresponde generar y aplicar una política que cuente con planes y programas que hagan posible la integración de los diversos ámbitos para desarrollar un turismo rural sustentable? ¿A SECTUR?, ¿SEMARNAT?, ¿SAGARPA?, ¿CDI? ¿CONACULTA?, ¿SECRETARÍA DE ECONOMÍA?